The article puts forward a reflection on the conservative wave that connects religion and politics in Brazil, in the post-impeachment context, announcing a new post-democratic regime, from the perspective of an Evangelical-Pentecostal political emergency. It does so in empirical and theoretical terms, connecting processes that resulted in transformations to the very evangelical political identity, through its interactions and disputes with three other alternative models of public presence of religions - the Catholic hierarchical one, the ecumenical public engagement ones, and the Afro-Brazilian culturalizing one - and with minority demands that resulted threatening to conservative sectors of the recent parliamentary and pastoral evangelical elite. The process generated a Pentecostal construction of the people that, starting with an attempt at minority self-representation (ie being part of the people), in recent years, due to conflicts with other minority demands, turned into a growing emulation of the American “Tea Party” model, which seeks to impose a totalizing representation of the people on the other groups in the name of a Christian majority logic produced in articulation with sectors of the religious and secular right.
El artículo propone una reflexión sobre la ola conservadora que conecta religión y política en Brasil, en el contexto pos-impeachment, anunciando un nuevo régimen posdemocrático, desde la perspectiva de la emergencia política evangélico-pentecostal. Lo hace en términos empíricos y teóricos, a través de un recorrido de procesos que resultaron en transformaciones a la misma identidad política evangélica, en sus interacciones y disputas con tres otros modelos alternativos de presencia pública de las religiones – el jerárquico católico, el de incidencia ecuménico y el culturalizante de los afrobrasileños – y con demandas minoritarias que se volvieron amenazadoras a sectores conservadores de la élite parlamentar y pastoral evangélica reciente. El proceso generó una construcción pentecostal del pueblo que, empezando por un intento de autorepresentación minoritaria (i.e. de ser parte del pueblo) llegó, en los últimos años, por efecto de conflictos con otras demandas minoritarias, a una creciente emulación del modelo “Tea Party” americano, que se orienta a imponer una representación totalizante del pueblo sobre los demás grupos en nombre de una lógica mayoritaria cristiana producida en articulación con sectores de derecha religiosa y secular.