Una de las grandes renovaciones detectadas en las últimas décadas en la forma de hacer Historia se centra en las fuentes utilizadas por los historiadores/as; algo que guarda estrecha relación con la ampliación del concepto de patrimonio. En nuestra sociedad de la comunicación, en la que los mass media adquieren un enorme poder de socialización, parece casi inevitable recurrir a ellos como una fuente significativa para el estudio del pasado reciente.