De la mano de tres pensadores clásicos, Mill, Kant y Spinoza, y uno actual, Lordon, el artículo habla de la importancia de los afectos en la política y de la necesaria (auto)educación sentimental para participar en la política de afectos que se da en la esfera pública. Ésta no sólo es el espacio de intercambio de informaciones y opiniones, sino también, y especialmente, un espacio público donde las ideas dotadas de expresión emocional triunfan. La política es un ars affectandi, como señala Lordon. La condición humana, caracterizada por el entrelazamiento entre ideas y afectos, invita a expresar las ideas políticas con intensidad emocional. Quizá los ciudadanos, como hizo Mill, deban hacer un aprendizaje emocional para la participación política. Pero esto no puede significar convertir la política en un mero marketing, pues jamás se debe abandonar el análisis crítico de las ideas