This article corresponds to an ongoing research that aims to describe and analyze the practices of sacralizationaround the figure of Hugo Chávez in Venezuela, to understand the different forms of devotional expression established by popular urban sectors with beings considered exceptional. In this sense, after a four-month visit to the sector January 23 in the city of Caracas, it was evidenced ethnographically the support of a cult that has its own prayers, a chapel and a whole reconfiguration of icons of Catholicism adapted to this religious manifestation. In addition, from the relationship established by the natives with Commander Chávez, it is observed that we are facing a polysemic entity, that is, for certain devotees it is a saint, for the guardian of the chapel it is a “ser vergatario”that is seated with God, while for a sergeant of the Bolivarian Militia that maintains a relationship of trust with the former president, he is a powerful dead man. Santo Hugo Chávez del 23, as he is known, already has a list of miracles that strengthen his presence and power in terms of Peter Brown (1982), in addition, many of his devotees express commitments to the Bolivarian revolution that merge with their ways of living the religious, which gives indications of a strong isomorphism between politics and popular religiosity that is of interest to the social sciences.
El presente artículo corresponde a una investigación en curso que pretende describir y analizar las prácticas de sacralización en torno a la figura de Hugo Chávez en Venezuela, para comprender las distintas formas de expresión devocional que establecen sectores populares urbanos con seres considerados excepcionales. En este sentido, tras una visita de cuatro meses al sector 23 de Enero en la ciudad de Caracas, se evidenció etnográficamente el sostenimiento de un culto que cuenta con oraciones propias, una capilla y toda una reconfiguración de iconos del catolicismo adaptados a esta manifestación religiosa. Además, desde la relación que establecen los nativos con el comandante Chávez, se observa que estamos frente a una entidad polisémica, es decir, para ciertos devotos es un santo, para la guardiana de la capilla es un ser vergatario que está sentado con Dios, mientras que para un sargento de la Milicia Bolivariana que sostiene una relación de confianza con el expresidente, es un muerto poderoso. El Santo Hugo Chávez del 23, como es conocido, ya tiene una lista de milagros que fortalecen su presencia y potencia en términos de Peter Brown (1982), además, gran parte de sus devotos expresa compromisos con la revolución bolivariana que se fusionan con sus formas de vivir lo religioso, lo que da indicios de un fuerte isomorfismo entre política y religiosidad popular que resulta de interés para las ciencias sociales.