Cada vez más importante resulta para los gestores de universidades públicas y privadas el análisis del complejo problema que plantea la dupla deserción-retención, su consideración apremia en sus agendas. Titulares de los periódicos más destacados expresan su preocupación por cifras que no terminan de comprender, mostrando la baja proporción de estudiantes que logran completar su carrera, frente al creciente número de aspirantes que ingresan año a año con el propósito de realizarla. Son estos periódicos quienes trasladan de la universidad a la sociedad la preocupación. El pasaje por la universidad nunca es indiferente; en el camino que se traza entre el ingreso y el abandono quedan metas, proyectos, anhelos que incrementan el bagaje de frustraciones y desorientación que experimentan los jóvenes. Desde los diferentes sistemas de ingreso, irrestricto o mediante examen de ingreso, pasando por los años de escolaridad previa, la institución de la cual proceden, el nivel que alcanzaron en la misma, las destrezas que lograron incorporar, todo resulta influyente y decisivo a la hora de enfrentarse con el estudio. La vocación, problemas administrativos, trabas académicas, problemas en el estudio, el inicio de la actividad laboral, el desarraigo, son sólo algunos de los factores que intervienen en el momento de decidir si seguir estudiando la carrera elegida, elegir otra o volver a casa y dedicarse a trabajar. Estos son algunos de los interrogantes que se les plantean a los jóvenes universitarios y que no siempre encuentran eco en su institución. De forma tal que muchas veces el abandono es la respuesta más sencilla al problema. Las universidades comienzan a desarrollar entre sus estrategias, propuestas de contención y orientación que eviten el desgranamiento apostando a la retención de sus estudiantes. La velocidad de cambio del mundo actual exige adaptaciones y aprendizajes cada vez mayores. Los ciclos de escolaridad primaria y media, resultan solamente un paso en el largo camino educativo y apenas proporcionan algunos elementos básicos. La formación no termina en las carreras de la enseñanza formal, aún cursando estudios superiores de nivel terciario o universitario, se torna cada vez más necesario el posgrado. Al finalizar cada ciclo el conocimiento adquirido nunca parece suficiente. En todos los órdenes de la vida, más allá de su nivel social y cultural el individuo se encuentra con necesidades que implican una nueva preparación y nuevos conocimientos abriendo una brecha entre los que pueden alcanzarlo y quienes no pueden hacerlo. Entre los numerosos ejemplos que pueden ilustrar la incorporación de nuevos aprendizajes, el uso de las tecnologÃas informáticas es sumamente significativo: la vida diaria se modifica sustancialmente para no volver hacia atrás. Las posibilidades de crecimiento de nuestros paÃses latinoamericanos están atadas a la adaptación y a la preparación para un mundo que exige permanente incorporación de conocimientos, entendiendo por conocimiento una capacidad continua de aprendizaje, que incluye la educación, la información y la capacidad innovativa. El crecimiento, o la exclusión y la permanencia en la pobreza dependen de ello. De esto se habla cuando se hace referencia a la deserción y por ello resulta de vital importancia mantener a los niños y jóvenes en las escuelas, y a los estudiantes en las aulas, tanto como el poder finalizar los ciclos y completarlos obteniendo la titulación correspondiente, ya que aún con dichas titulaciones la preparación resulta insuficiente.