Tras los polémicos comicios presidenciales de 1988, 2006 y 2012 en México, quedó de manifiesto la necesidad de revisar la legislación electoral con la finalidad de establecer mejoras en la forma de celebrar las elecciones en nuestro país, siendo a través de las reformas de 1996, 2007-2008 y 2014 que se buscó atender las demandas de inconformidad suscitadas en dichos procesos electorales. Dentro de las principales se encuentran la equidad en la contienda, pues en los tres comicios mencionados, tanto partidos políticos perdedores como sociedad civil denunciaron irregularidades y una tendencia constante de endeble competitividad partidista, puesto que después de cada reforma y una vez que se celebran elecciones, se siguen mostrando deficiencias en el proceso electoral.