Desde 2009, Honduras vive uma grave crise constitucional que mantém o país numa situação de permanente normalidade democrática, caracterizada, entre outras coisas, por uma deterioração crescente da institucionalidade pública e pela prevalência de um cinismo estrutural que se traduz no fato de que o Estado ratifique a maioria dos tratados internacionais de direitos humanos mas adote leis e práticas contrárias a eles, particularmente quando se trata de impor um modelo de desenvolvimento fundamentado num extrativismo cujas origens remontam ao século XX e que tem um impacto significativo na vida e nos territórios dos povos originários. Como indica o historiador Marvin Barahona, o pano de fundo desta situação é o antagonismo entre o Estado e os povos indígenas como produto do exercício exclusivo do poder pela elite criolla que deu forma às instituições e ao ordenamento jurídico nacional a fim de garantir a imposição de tal modelo. Neste confronto desigual, o Estado e suas instituições se colocam ao lado das empresas, e os povos indígenas resistem valendo-se da reivindicação do poder discursivo de dois relatos políticos à luz dos estándares constitucionais e interamericanos: a soberania popular e a autodeterminação.
Honduras vive desde 2009 una grave crisis constitucional que ha mantenido al país en una situación de permanente normalidad democrática, caracterizada, entre otras cosas, por un creciente deterioro de las instituciones públicas y el predominio del cinismo estructural que se traduce en que la El Estado ratifica la mayoría de los tratados internacionales de derechos humanos pero adopta leyes y prácticas contrarias a ellos, particularmente cuando se trata de imponer un modelo de desarrollo basado en el extractivismo cuyos orígenes se remontan al siglo XX y que tiene un impacto significativo en la vida y territorios de los pueblos originarios. . Como señala el historiador Marvin Barahona, el trasfondo de esta situación es el antagonismo entre el Estado y los pueblos indígenas como producto del ejercicio exclusivo del poder por parte de la élite criolla que conformó las instituciones y el ordenamiento jurídico nacional para garantizar la imposición de tal modelo. En este enfrentamiento desigual, el Estado y sus instituciones se ponen del lado de las empresas, y los pueblos indígenas se resisten a utilizar el reclamo del poder discursivo de dos informes políticos a la luz de los estándares constitucionales e interamericanos: la soberanía popular y la autodeterminación.