La reflexión sobre la forma en cómo la sociedad moderna a través de las instituciones disciplinarias configuró un cuerpo para el trabajo ha sido problematizado por diferentes autores y es una entrada necesaria para comprender la relación cuerpo-producción. Sin embargo el capitalismo avanzado nos obliga a considerar nuevos escenarios de socialización desde los cuales se producen otras subjetividades e imaginarios sociales y se in-corporan otros habitus. La convergencia, mixtura y oposición de estas formas de "hacernos un cuerpo" nos obliga a la apertura ante la multiplicidad y la heterogeneidad, como también a llenar de matices y de posibilidades, esa realidad en blanco y negro tan fuertemente encarnada e instituida.