La cooperación médica ha sido uno de los pilares fundamentales de la política exterior de Cuba. En este sentido, África ha sido una de las regiones más beneficiadas con la exportación de servicios médicos cubanos. Una de las dimensiones de esta cooperación ha sido el enfrentamiento a enfermedades prevenibles como la malaria a través de la transferencia de tecnología y medicamentos, la formación en Cuba de personal médico mediante un amplio programa de becas a estudiantes africanos y la creación de facultades de medicina en varios países de África con el propósito de contribuir también con dicha formación profesional. El prestigio de esta colaboración ha contribuido al fortalecimiento de los vínculos políticos-diplomáticos entre Cuba y África. Esta cooperación alcanzó una nueva dimensión tras el estallido de la pandemia de la Covid-19, cuando Cuba, tras un pedido de varios gobiernos africanos, decidió ampliar la presencia de su personal de salud en el continente. Fue así que se activó el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias Henry Reeve. En este contexto seis brigadas médicas partieron hacia Angola, Togo, Cabo Verde, Sudáfrica, Guinea y Guinea-Bisáu para totalizar 505 profesionales de la salud cubanos que se sumaron a los miles de médicos que ya trabajaban en África.