Como cualquier otro traductor, el traductor de texto oral en una lengua a subtítulos en otra debe, según Schulte (1997: 9), tener como objetivo último “explicar lo extranjero hallado en el idioma de origen (...), preparar a sus lectores para enfrentar lo extranjero oculto en el texto del idioma original”. Las peculiaridades del género cinematográfico, por un lado, dificultan la tarea del traductor al imponerele una limitación fundamental - la del espacio disponible para los subtítulos en la pantalla -, mientras que por el otro se la facilitan al contextualizar - con imágenes y sonido - su traducción. Por tanto, el subtitulado de películas, exige del traductor una gran capacidad de síntesis, de interpretación y traslación de significados y emociones de una cultura a otra, y de sensibilidad para aprovechar el contexto visual y sonoro en el que aparecen los subtítulos.