El sistema escolar está en una crisis de sentido, en el mundo, no solamente por la globalización y la irrupción de la informática y la relativización valórica que plantean algunos medios de comunicación y, como consecuencia lógica, la sociedad en que vivimos; sino por una desmotivación galopante que se aprecia en los estudiantes por asistir a la escuela y por aprender lo que se supone deben aprender. En este contexto, pretendo revisitar las ideas de desescolarización relevadas en los años 70, particularmente a través de un texto muy difícil de encontrar en español: La escuela ha muerto, de Everett Reimer.